No alcanzan las palabras para describir la belleza del río Santa Cruz. Así nos enamoró y así lo queremos; libre.

El 14 de marzo, día internacional de acción en defensa de los ríos, nos embarcamos en una aventura única: recorrer 350km en kayak por el último río glaciario en estado natural de nuestro país, desde la cordillera hasta el mar. Quisimos mostrar la belleza del río, y principalmente una obra pública financiada con capital chino que lo afectará de forma irreversible. Las grandes represas no son consideradas energías renovables porque tienen un alto impacto sobre el ambiente natural y una escasa vida útil por acumulación de sedimentos, dejándolas inoperables… en Argentina, esto no parece importar mucho y por eso nuestro país está avanzando con las construcciones de 2 mega represas.

Sin experiencia en remo, armamos las mochilas más minimalistas que pudimos para que entraran en los compartimentos del kayak. Una vez en el agua, fuimos ganando confianza y mejorando la técnica de remado. Navegamos entre 6 y 10 horas por día, con viento a favor y en contra, persiguiendo las buenas corrientes, esquivando remolinos y luchando mentalmente contra el agotamiento físico. Nos cruzamos con guanacos, águilas, zorros, ñandúes y otros animales. Encontramos fósiles de millones de años. Tomamos agua pura directo del río. Armamos balsas con los kayaks y las aprovechamos para compartir mates, cantar y reflexionar mientras nos llevaba la corriente. Conocimos gente increíble y aprendimos mucho de ellos. Acampamos en estancias abandonadas. Compartimos fogones nocturnos que sirvieron para mantenernos secos y combatir el frío. Vivimos una experiencia única. Ojalá pudiera el río permanecer intacto, como las imágenes que quedarán imborrables en nuestras memorias para siempre.

Gracias, río Santa Cruz!